lunes, 8 de noviembre de 2010

Conversación
La conversación es una actividad comunicativa oral en la que dos o más hablantes se alternan los papeles de emisor y receptor y negocian el sentido de los enunciados. Conversar implica interaccionar tanto verbal como no verbalmente (con gestos, miradas, etc.), si bien hay conversaciones en que no intervienen elementos no verbales (como en la conversación telefónica o algunos intercambios en internet, por ejemplo).
El turno conversacional o turno de habla se considera la unidad básica de la conversación. Desde un punto de vista formal, la conversación se caracteriza precisamente por la alternancia de varios turnos, es decir, por la sucesión de intervenciones a cargo de diferentes interlocutores. Según A. Tusón (1995), la distribución de los turnos se puede realizar de dos maneras:
1. con una selección prospectiva: quien tiene la palabra selecciona al hablante siguiente; en este caso, quien ha sido seleccionado –y nadie más– tiene el derecho y la obligación de intervenir;
2. o con una autoselección: uno de los interlocutores comienza a hablar cuando se produce un lugar de transición relevante o punto en el que es posible, es decir, aceptado socialmente en las normas de cortesía, el cambio de hablante.
Habitualmente los turnos conversacionales se producen sin problemas, aunque no siempre ocurre así, bien porque no se respete el sistema de turnos, bien porque no se interpretan adecuadamente los indicios de transición. Las interrupciones a los turnos, como recogen L. Cortés Rodríguez y M.ª M. Camacho Adarve (2003), se pueden clasificar en:
1. solapamientos, si habla más de un interlocutor al mismo tiempo, en un lugar de transición relevante y no se roban el turno, aunque sí se lo disputen;
2. interrupciones forzadas, si el hablante al que corresponde el turno acaba cediéndolo;
3. intentos de interrrupciones, que suceden cerca de un lugar de transición relevante; con ellas, lo que se resalta es la intrusión del segundo hablante, y lo que se consigue es reforzar más la posesión del turno del hablante que lo ocupa.
Los turnos conversacionales no se suceden unos a otros de cualquier manera, sino que la aparición de un turno en la conversación siempre se puede explicar a partir de la naturaleza de los turnos precedentes o siguientes. El caso más claro de esta relación lo constituyen los denominados pares adyacentes.
Los analistas de la conversación han abordado el intercambio conversacional desde dos perspectivas fundamentalmente: las unidades que se distinguen en una conversación, esto es, su estructura, por un lado, y los tipos de intercambios verbales distintos que pueden describirse, por otro. En cuanto a la estructura de la conversación, la escuela de Birmingham (J. Sinclair y M. Coulthard 1975) ha descrito la organización conversacional prototípica, descripción desarrollada posteriormente por investigadores de la escuela de Ginebra (E. Roulet et al. 1985). Organizadas de forma jerárquica de mayor a menor, las unidades que constituyen una conversación son las siguientes:
1. la interacción, que corresponde en su conjunto al hecho o evento comunicativo, al conjunto de la conversación;
2. la secuencia (episodio o transacción), que se refiere a una unidad temática caracterizada por el cambio de actividad discursiva o bien por la alteración de interlocutores; se habla de secuencias de apertura y de cierre, por ejemplo, en un texto dialogado.
3. el intercambio, que es la mínima unidad dialogada, compuesta por dos o más turnos conversacionales, como los pares adyacentes o los intercambios didácticos del tipo pregunta-respuesta-evaluación o comentario;
4. la intervención o movimiento (move en inglés), que designa cada una de las aportaciones de los participantes y es, pues, la unidad máxima desde el punto de vista monologal;
5. el acto, que se refiere a las funciones ilocutivas e interactivas de los diferentes movimientos; una intervención puede estar formada por un único acto o por más de uno.
G. Brown y G.Yule (1983) distinguen entre el uso interaccional y el uso transaccional del lenguaje. En la conversación transaccional, el lenguaje se utiliza para transmitir información o discutir contenidos; en la conversación interaccional, en cambio, se emplea para desarrollar y mantener una relación social o para la expresión de uno mismo.
Sobre tipos de texto conversacionales, existen muchos trabajos empíricos que describen los rasgos característicos de la denominada conversación espontánea, la forma más común y esencial que puede adoptar el intercambio verbal. Además, se distinguen otras clases de conversación, como la discusión, el debate, la entrevista o la tertulia, con rasgos propios en cuanto al número de participantes en la interacción, organización y gestión de los turnos y normas de intervención. Recientemente, las tecnologías de la información y la comunicación han creado géneros conversacionales nuevos, con características propias, como los chat o los foros de discusión en internet. Estos géneros de discurso virtuales (sincrónicos y asincrónicos) ya han sido objeto de descripciones precisas (cfr., por ejemplo, F. Yus 2001) desde la corriente denominada Comunicación Mediatizada por Ordenador (CMC: Computer Mediated Communication en inglés).
En la didáctica de lenguas, los estudios sobre la conversación han tenido su reflejo en el análisis de los intercambios transaccionales e interaccionales que se producen en el aula, como prácticas pedagógicas diferenciadas y con consecuencias distintas para el aprendizaje. En este sentido, se concibe la lección como la unidad conversacional mayor, esto es, como una interacción en donde estudiantes y docentes realizan intercambios verbales y no verbales en los que se requiere negociar los significados. Además, el conocimiento de la estructura conversacional y las expectativas de uso lingüístico en cada turno permite diseñar actividades de interacción verbal en las que los estudiantes tomen conciencia de las normas de conversación específicas de cada cultura lingüística, contribuyan a la cooperación comunicativa y eviten malentendidos conversacionales.

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